Curiosamente,
y a riesgo de perder fans, credibilidad y respeto, tengo que reconocer que una
de mis películas favoritas del cine navideño es esta. No sabría explicar muy
bien por qué, quizá porque sigo siendo el mismo niño enamorado de la navidad
que soy ahora mismo que cuando la vi por primera vez, pero esa es sólo una
conjetura. Pero sea cual sea la razón, esta es la película que arranca para mí
la campaña navideña. La Navidad no empieza en mi casa si esta película no ha
sido vista por mí antes, este año no ha sido excepción y ya he podido ver esta
película en la que Arnold nos muestra una faceta que explotó mucho en los años
noventa, su faceta cómica. Pero no la faceta cómica que solía mostrar en sus
películas de acción, no, una faceta cómica que quería vender su cine a toda la
familia y, sobre todo, a niños. Target en el que me encontraba cuando vi esta
película por primera vez.
La
trama es tan sencilla como irrisoria: Un padre, interpretado por Arnold
Schwarzenegger, trabajador y entregado a su familia olvida comprarle a su hijo
el regalo que le ha prometido en Navidad, un “TurboMan”, una suerte de
superhéroe inspirado en algo así como “Ultraman”, que es la serie de moda en el
universo de la película, amén del juguete de moda de la época Navideña en la
que transcurre el relato. La madre del niño, muy irresponsablemente, ya que es
obvio que Schwarzenegger carece de tiempo para hacer ese tipo de encargo, le
pide a su marido que compre el dicho juguete, cosa que Schwarzenegger olvida y
tiene que hacer lo imposible por conseguirlo el mismo día antes de Navidad,
imagino que el 24 de Diciembre. Eso es todo.
Una
trama simple pero llena de humor y de descaro, interpretaciones que a veces
rayan lo mundano y moralejas contadas hasta la saciedad sobre el amor entre
padres e hijos, en las promesas y, por supuesto, el espíritu navideño. Rodada
en 1996 y dirigida por Brian Levant, y protagonizada por Arnold Schwarzenegger,
Sinbad (Cómico venido a menos ya en esa época), Phil Hartman (En momentos
previos antes de su muerte) y un jovencísimo Jake Lloyd antes de su traslado a
la fuerza y el lado oscuro (No quiero con esto afirmar mi devoción por la “Star
Wars”, ya que realmente no soy tan fan de eso, pero sé de cine a pesar de que
me gusten o no las películas que estoy viendo o estudiando). Mención especial
para una cameo de Jim Belushi en la que se luce haciendo de un lado del
consumismo que se puede ver siempre en este tipo de cine.
Y
en eso tenemos que ser sinceros, a pesar de sus enseñanzas, la película se
centra en ese lado consumista de la cultura occidental en la que priman, por
encima de cualquier tipo de festividad o encuentro familiar, con el consumismo
de comprar y recibir regalos, algo en lo que no estoy para nada en contra, ya
que creo absolutamente que este tipo de festividades tiene al consumismo como
algo inherente a sí mismas (Curiosamente, una película también navideña que
adoro habla sobre esto, no os imagináis cuál, pero ya la tocaremos).
Pero
no sólo es consumismo lo que hay en la película, en ella nos encontramos con
una exquisita banda sonora navideña, propia del género, y la enseñanza de que
al final, a pesar del consumismo previo y de cualquier otra falacia
inherentemente capitalista mezclada con la tradición, lo que importa realmente
es el amor y la devoción intrafamiliar, además de la que se puede tener con
otro cristiano (Asumiendo que gran parte de los que celebran esta fiesta son
cristianos, aunque esto es algo muy discutible, ya que no es una festividad que
se centre sólo en ese tipo de colectivo, piensen lo que piensen los judíos o
cualquier otra religión sobre el nacimiento de cristo. Navidad es ya otra cosa,
en la que da la casualidad de que en el calendario gregoriano se mezcló con esa
festividad, pero no quiero hablar de religión, aunque en cierta forma toca lo
que es en realidad el significado de la Navidad), y lo que significa estar en
familia que al final eso es lo único que importa, el amor…
Sí,
suena algo empalagoso, pero iremos descubriendo que es algo muy importante en
esta época del años, da igual qué película sea la que estamos viendo, si es
navideña estos temas estarán dentro de la misma. Entre las cosas que podremos
encontrar en “Un Padre En Apuros” hay algo que al final han heredado muchas
películas de Adam Sandler, por ejemplo, y es ese adulto algo bobalicón que se
gana nuestro cariño por su torpeza, más que por hacer bien las cosas. Arnold
Schwarzenegger cumple estas expectativas convirtiéndose en el (No tan) perfecto
padre de familia que es capaz de hacer cualquier cosa por su hijo, incluso
escapar de la policía, recorrerse media ciudad en pleno invierno, robar,
engañar… cualquier cosa por no defraudar a su hijo. Algo que cualquier padre
haría, supongo.
Risas,
momentos entrañables, Navidad y todo eso encontraremos en una película tan
intrascendente como carente de importancia, no es una película necesaria en la
filmografía, ni esencial en épocas navideñas, de hecho es muy probable que ya
ni siquiera se reponga en Navidad, pero la verdad es que en mi humilde opinión,
merece la pena como la que más en esta época del años, así como es importante
al propio género al que representa. Una película más que disfrutable.
Feliz
Navidad.
A esta foto la he titulado "Dark Side Of Christmas", chistes míos...
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