sábado, 20 de diciembre de 2014

[Cine Navideño] “Scrooged, Los Fantasmas Atacan Al Jefe”, el cuento de Navidad Moderno


En 1843, el escritor Charles Dickens esgrimió un cuento sobre la navidad, no sobre el nacimiento de cristo ni nada religioso, sino sobre las festividades paganas en un época en la que este tipo de festividades no se celebraban en la Inglaterra Victoriana. Relatando unos acontecimientos traumatizantes para su protagonista un hombre casi sin corazón y sólo interesado en el dinero cambia su forma de pensar absolutamente con la visita de tres fantasmas: el fantasma de la Navidad Pasada, el fantasma de la Navidad presente y el fantasma de la Navidad futura. La trama del libro es la más conocida de los cuentos navideños (Con permiso del doctor Seuss), el gran referente de la navidad jamás escrito.

Un libro tan imprescindible tanto en la literatura como en el cine o cualquier tipo de material. Una historia absolutamente universal que ha trascendido más allá de lo simplemente literario transformándose por completo en una realidad mágica que sólo es posible sentir, disfrutar y apreciar esta gran historia de Charles Dickens que ha sido una de las más adaptadas a lo largo de la historia. Recientemente (Hace unos seis años, en realidad) se ha hecho una especie de versión definitiva, de la que hablaré más tendido en un par de posts en donde intentaré averiguar más sobre esta historia.



Esta película sigue al dedillo la trama ya de sobre conocida de ‘Un Cuento De Navidad’ de tres fantasmas, además de sus consecuencias, pero la adapta a los ‘tiempos modernos’ (Hay que recalcar que esta película es de 1988, y es, por su estética, hija de su tiempo) haciendo que pueda ser contada en la Nueva York de los años 80, alejándose de la época inicial Victoriana en la que fue concebida. Esta película no sólo es hija de su tiempo, sino que desde su concepción fue creada al servicio de la imagen de Bill Murray, en aquella época, como Brad Pitt o George Clooney ahora, y era una apuesta segura por parte de los productores y Paramount Pictures.

El personaje de Billa Murray es exactamente lo mismo que podría ser Scrooge, pero hoy en día (O quizás en aquel día), un personaje despreciable solamente interesado en el dinero y en el trabajo (Aunque en este caso también en el control de los medios) que se merece sobremanera la visita de los tres fantasmas que le visitan esa noche. Debido a diversos traumas previos, este personaje tampoco acepta la Navidad, por lo que decide crear un especial navideño, basado precisamente en la misma obra dentro del universo de la película, y conseguir aumentar la audiencia con imágenes fuertes en los spots televisivos.



Dirigida por Richard Donner, Paramount Pictures apostó fuerte por esta historia de la que se esperaba un fuerte taquillazo, protagonizada por Bill Murray, Karen Allen, John Forsythe, Carol Kane o Robert Mitchum (Entre Otros). Richard Donner llegó un poco de rebote a esta película, según tengo entendido, una película de encargo cuya misión era también estar al servicio de Bill Murray. El caso de este último es ya bastante raro, ya que tras el exitazo de “Cazafantasmas” Bill Murray estuvo un poco retirado del cine, estando unos dos años sin hacer nada entre películas hasta que llegó a esta. La película llegó a doblar su presupuesto inicial tras su estreno, cifras sólo en cines sin contar sus reposiciones, taquilla mundial y ventas en VHS o DVD (presupuesto de unos 30.000.000 y recaudación de más de 60.000.000).

Una de las cosas más curiosas que podemos encontrar de esta película es que en su momento, en muchos países (Y no sé si también en cierta forma en Estados Unidos) fue vendida como una especie de secuela de los ‘Cazafantasmas’ en la que la temática de los fantasmas incluida en la película se usó para vender al público como si de una secuela de esta mítica película se tratara. En este momento podemos hacernos una idea de la fama que podía tener Bill Murray en esa época, ya que no sólo era una película vendida con y para él, sino que además es la gran estrella del mismo. Bill Murray se luce y lo da todo en una interpretación que en ciertos aspectos es desternillante, emotiva, exagerada, contenida… Bill Murray juega con las interpretaciones y matices de un personaje creado por él mismo (Similar en gran medida a sus papeles más icónicos).



Danny Elfman en la BSO nos encanta con una composición auténticamente Navideña, previa colaboración con Tim Burton y sus estéticas navideñas. Una banda sonora llena de coros angelicales de niños y campanas que nos conduce en el ambiente puramente navideño (Hace años me compré la banda sonora de esta película y no suele faltar en mi casa en Navidad).

La trama, como ya he dicho, sigue el tema de la película y este hombre malvado, el que interpreta Bill Murray, es visitado por tres fantasmas de la Navidad cuyo objetivo es hacer que una persona malvada, terrible, que sólo piensa en enriquecerse y no celebra ninguna fiesta, por lo que la misión será hacer que cambie tras enseñarle: Las Navidades Pasadas, Las Navidades Presentes y Las Navidades Futuras. Como los fantasmas encontramos a David Johansen (Sí, señoras y señores) como el Fantasma de la Navidad Pasada y Carol Kane como el Fantasma de la Navidad Presente, esta última en un desternillante papel que mantiene una relación pasivo-agresiva con Bill Murray.


Poco más que decir de una película creada como vehículo para el lucimiento de Bill Murray a finales de los ochenta, pero que para nada es una pérdida de tiempo, sin duda una de las grandes interpretaciones de esa gran obra de la literatura universal escrita por Charles Dickens hace más de ciento cincuenta años. Absolutamente nos encontramos ante una película imprescindible en estas fechas del año. En fin portaos bien, ya que si no tenéis corazón y no disfrutáis de las pequeñas cosas de la vida, como la navidad, recibiréis la visita de tres fantasmas y, a pesar de lo guay que puede parecer en el cine, no creo que sea para nada una experiencia agradable.
Feliz Navidad.



Este es el auténtico espíritu Navideños, según mis tíos cada año, al menos. Yo no me pierdo ni la fiesta de fin de años ni la Navidad, de las que se montan ellos solos con un par de botellas.

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