En el año 1989 se quiso adaptar una
novela de Roderick Thorp siguiendo la estela de las mismas novelas de este
autor, cuyas adaptaciones ya habían visto la luz en Hollywood previamente. La
novela es una secuela de ‘El Detective’, novela que fue adaptada en los años
sesenta con Frank Sinatra de protagonista, a finales de los setenta y
principios de los ochenta se quiso adaptar la misma novela, pero debido a los
contratos previos el proyecto debía pasar primero por manos de Sinatra. Tras
rechazar el proyecto los productores siguieron con intención de adaptar la
novela, centrándose esta vez en la trama de acción de la misma, así que fueron
directos a Arnold Schwarzenegger, ofreciéndole e mismo como una secuela de
‘Commando’.
Tras la negativa de Schwarzenegger,
y la de muchas estrellas de acción de la época, se terminó llegando casi por
casualidad a un por entonces casi desconocido Bruce Willis, que era más
conocido por sus papeles en series de televisión y cuyas interpretaciones
bordeaban el drama y la comedia, no siendo, precisamente, un actor de acción,
por lo que el estudio no tenía para nada esperanza en este proyecto, y menos
con Willis al frente del reparto. Pero como si de la auténtica Navidad se tratara,
a esta película aún le esperaba más de un Milagro Navideño.
El primer gran milagro que recibió,
fue sin duda la aparición casi sorpresiva de un jovencísimo director de cine
que solamente había dirigido una única película un par de años antes, pero en
la que ya apuntaba maneras para dirigir cierto tipo de escenas en los
largometrajes (‘Nomads’, protagonizada por Pierce Brosnan fue su primer
proyecto); John McTiernan estaba listo para adentrarse en el mundo de los
taquillazos de acción de los noventa; director que repetiría para la tercera
entrega y a quien echamos de menos en el panorama actual del cine de acción, ya
que tras diversos encuentros con el FBI se ha tenido que retirar del cine desde
hace unos ocho años (Aunque no ha dirigido ningún largometraje desde 2003, ya
más de once años hace), aunque tengo entendido que pronto volverá a dirigir una
película.
El pulso firme en la dirección de
John McTiernan se nota desde el primer fotograma, desde la primera secuencia en
la que vemos la escena del avión o el pequeño viaje en limusina por Los
Ángeles, todo parece creado por una mente que sabe perfectamente dónde poner el
ojo (O la cámara). Las escenas de acción, sin embargo, son de una exquisitez
casi divina, de una composición prácticamente perfecta, cada disparo, cada
persecución por los estrechos pasillos del Nakatomi Plaza, cada explosión está
hecha con un mimo que solamente ha conseguido crear en el cine el señor
McTiernan, uno de los últimos grandes artesanos del cine de acción (James
Cameron le sigue muy de cerca, sobre todo en su etapa 80-90).
El segundo gran milagro que recibió
la película fue el siempre genial Bruce Willis, actor en aquella época conocido
sobre todo por una serie llamada “Luz de luna” protagonizada por Willis y
Cybill Shepherd en la que interpretaban a una pareja de detectives de la
agencia “Luz De Luna”, una serie cuyas tramas giraban sobre todo en la comedia,
el romance y el drama; unos antecedentes que no hacían presagiar que Bruce
Willis fuese una estrella de acción, para nada. Sin embargo y viendo la
película hoy en día cualquiera diría que Bruce Willis no ha nacido para
interpretar papeles de acción y estar, bajo cierto punto de vista, a la misma
altura que Arnold Schwarzenegger o Sylvester Stallone.
La interpretación de Bruce Willis
es ya antológica, un personaje que ha pasado a los anales de la historia del
cine; John McLane es rudo, fuerte, un hombre de acción y un policía recto,
nadie es mejor que él en lo que hace: Un policía de Nueva York. Tras una pelea
con su esposa, esta le deja y se traslada a Los Ángeles con sus hijos, siendo
en Navidad un época en la que ambos deciden darse una pequeña oportunidad en la
que poder estar juntos como la familia que fueron y quizás reconciliarse. Los
jefes de su esposa Holly Gennero
(Bonnie Bedelia) celebran una fiesta de nochebuena en el edificio y John está
invitado.
En ese momento asistimos al tercer
gran milagro de la película: El gran Alan Rickman. Mientras se refrescaba un
momento antes de hacer acto de presencia junto a su esposa y sus jefes, el
edificio es asediado por unos terroristas-delincuentes que toman el edifico y
capturan como rehenes a todos los asistentes a la fiesta, salvo, por supuesto,
a John McLane. Una serie de actos les llevarán a encontronarse entre ambos hasta
el cierre obvio de la historia. El resto lo conocemos de sobra (Y si no lo
conocéis, estáis perdiendo un tiempo valioso). Alan Rickman encarna a Hans Gruber, un villano de unos modales
delicados y exquisitos, un caballero, un señor que simplemente se ha tenido que
dedicar a otra cosa no muy legal, pero jamás deja de ser un hombre elegante, un
papel sin duda icónico como uno de los villanos más refinados y malvados de la
historia del cine.
El cuarto y último Milagro de la
película fue sin duda su aceptación a nivel mundial como entretenimiento, así
como en la taquilla, ya que, con un presupuesto de 28 millones de dólares la
película consiguió la friolera de 140 millonsejos a nivel internacional, lo que
la convierte en un éxito más que rotundo. Su popularidad, además, la ha llevado
a recibir no una, ni dos, ni tres, Si no cuatro secuelas que ya no han seguido
la temática navideña, pero que se han centrado en otro tipo de festividades
(Las dos primeras son absolutamente Navideñas, la tercera pretende hacerse
pasar por Navideña pero es cualquier otra cosa, la cuarta está ambientada en
esa gran fiesta que es el 4 de Julio y la quinta en San Valentín (¿?)).
Este último milagro, sumado al
resto, ha creado una de las sagas más icónicas del cine de acción y del cine
Navideño. Por ahí tenemos ya no sólo a esos tres protagonistas de los que he
hablado, también tenemos en un papel secundario a un ya conocido en esa época
Reginald Veljohnson como el mítico Al Powell (Papel que repitió en la segunda
película de la saga, así como en un capítulo Navideño de la ser ‘Chuck’ en la
que “Repetía” ese papel en la serie de una forma muy divertida). Todos los
milagros navideños que trascurren en esta película hace que sea una de las
películas Navideñas más disfrutables que se han hecho nunca, con permiso de
todas las demás del género, por supuesto.
Feliz Navidad Ho Ho Ho.
Esta banda norteamericana creó esta canción como homenaje a las (En su momento) cuatro películas. Desde que se estrenó la quinta llevan tiempo queriendo alargarla para incluir parte de la quinta película... La canción es la hostia.
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